No superaba los traumas por un abuso sexual, pidió la eutanasia, se la negaron y se dejó morir
La chica de 17 años falleció este domingo. La joven dejó de comer y en la clínica en la que estaba tampoco la obligaron a hacerlo.
Noa Pothoven, una joven holandesa de 17 años, aseguraba vivir con un "sufrimiento inaguantable". Desde edades tempranas padecía depresión y angustias producto de haber sido víctima de abusos sexuales intrafamiliares. Con el objetivo de poner fin a todos esos traumas, pidió la eutanasia, pero se la rechazaron.
Como consecuencia, a principios de junio Noa decidió dejar de alimentarse y tanto los médicos como la familia decidieron no forzarla a hacerlo.
En un principio los medios internacionales publicaron que Noa murió después de que aceptaran la eutanasia, el miércoles aclararon que fue una mala traducción de los medios de habla inglesa.
La adolescente murió el domingo en su casa, con la asistencia médica que le proporcionó una clínica especializada. Tras la violencia padecida sufría también de estrés postraumático y anorexia, informó la agencia ANSA.
La joven había escrito una autobiografía llamada " Winnen of leren" (ganar o aprender), donde cuenta en detalle su batalla contra la depresión por el abuso sexual que había sufrido en su infancia por parte de su primo, aunque existieron otros episodios.
En una última publicación en Instagram, Noa escribió: "Amor es dejar ir, en este caso", pidiendo a sus seguidores que no intentaran hacerla cambiar de idea.
En 2017 unas 6.585 personas la pidieron y obtuvieron; la cifra representa alrededor del 4,4 por ciento de los decesos totales del país, según un comité que monitorea el fenómeno.
Noa había manifestado su malestar varias veces, desde muy joven. Con su libro, explicó, quería ayudar a los jóvenes más vulnerables a luchar por la vida, lamentando que en Holanda no haya estructuras especializadas donde los adolescentes puedan conseguir apoyo físico y psicológico en casos semejante.
Su despedida en Instagram
"Pensé por mucho tiempo si era necesario compartir esto o no, pero finalmente me decidí a hacerlo de todos modos. Tal vez resultará una sorpresa para muchos, pero yo pensé en este plan por mucho tiempo, y no tomé la decisión de forma impulsiva". Cuenta que dejó de comer y beber y que tomó, junto a un equipo, la decisión de dejar de vivir.
Detalla: "Iré directo al grano: moriré en un máximo de 10 días. Después de haber luchado y batallado, siento que estoy agotada de todo esto".
Le dedicó un apartado a sus amigos y familiares en el que les pidió que no la intenten convencer: "Esta es mi decisión, y no hay vuelta atrás. Amar es también dejar ir, como en este caso".